El abandono de La Mussara nos plantea muchas preguntas. ¿Cómo fue su final? ¿Qué causas provocaron el éxodo? ¿Quiénes fueron sus últimos habitantes?
El pueblo, agregado en 1961 al término municipal de Vilaplana, llama la atención de unos y otros a pesar de llevar más de 60 años deshabitado. ¿A qué se debe?
De acuerdo con el libro L’església de La Mussara, un viatge de 900 anys, el pueblo “tiene el poder de no dejar indiferente a nadie”. De ahí el interés que suscita.
Yo también he sentido esa fascinación. Al fin y al cabo, sus ruinas nos invitan a imaginar cómo era la vida en estas contradas. ¿Y si viajáramos en el tiempo?
Hoy es posible gracias a la abundante documentación que existe sobre su despoblación. Después de reunirla, tengo una idea de cómo fueron esos años.
En este artículo, reconstruyo la historia del abandono de La Mussara. Únete a mí y sacia tu sed de conocimientos. Seguro que te llevarás más de una sorpresa.
Sobre el pueblo de La Mussara
Situado en la comarca del Baix Camp, La Mussara era un pueblo que ocupaba la parte central de la sierra llamada de igual forma. Existe, por lo menos, desde 1194.
Dicho año se envía una bula papal a Celestino III en la que se cita por primera vez a la iglesia de Sant Salvador. La zona debió de estar habitada desde años atrás.
De hecho, el nombre “mussara” es de procedencia árabe. Lo más probable es que las primeras comunidades se establecieran en tiempos de ocupación sarracena.
Si bien el municipio surge a finales del siglo XII, nos consta la existencia de un poblado prehistórico habitado en la Edad de Bronce. ¡Sí, 900 años antes de cristo!
Con tantos años de historia a sus espaldas, uno se pregunta a qué causas responde su proceso de despoblación. Bien, a continuación, analizo las principales.

Centre de la Imatge Mas Iglesias de Reus / Col·lecció Arxiu Històric de l’Agrupació Fotogràfica de Reus / Eduard Borràs Sotorra / Núm. reg. 01785
Las causas del abandono de La Mussara
Es importante apuntar que el abandono de La Mussara responde a múltiples causas. Las descritas a continuación son las principales, sí, pero no las únicas.
Por ejemplo, a la emigración contribuyeron Els Patacons, un grupo de bandoleros que atemorizaban no sólo a los vecinos del pueblo, sino a toda la comarca.
Así pues, las causas que expondré son las que más peso tienen. He llegado a esta conclusión llego después de comparar las diferentes fuentes de información.
La escasez de agua y tierra cultivable
El término municipal de La Mussara carecía de agua. Había que caminar 20 minutos hasta la fuente del pueblo, razón por la que terminaron construyendo un depósito.
La escasez de agua se sumaba a la paupérrima calidad de la tierra. “No les ofrece la más pequeña muestra de afecto, sólo tiene piel y hueso”, escribía Josep Iglésies.
Por si fuera poco, la tierra, a parte de pobre, era minúscula. De las 1.659 hectáreas que formaban el término municipal de La Mussara, sólo 7,5% era tierra cultivable.
En definitiva, tal y como afirma Ramon Amigó en Onomàstica de l’antic terme de La Mussara, era un municipio que presentaba escasos medios para producir riqueza.
La falta de servicios básicos
Por una parte, no había médico. Este vivía en Vilaplana y, en ciertas épocas, subía en animal desde Alforja. Conviene recordar que la carretera se construyó en 1914.
Anton Agustench Bonet, uno de sus últimos habitantes, recordaba que una visita médica costaba más o menos 55 pesetas, pues había que sufragar el coste del taxi.
Por otra parte, la escuela duró hasta los años 40. Así las cosas, La Mussara no podía ofrecer servicios fundamentales, algo cada vez menos tolerable para los vecinos.
Debido a la dispersión geográfica de sus casas, jamás se llegó a instalar la luz. El abandono de La Mussara era, por lo tanto, una mera cuestión de tiempo.
La compra masiva de fincas
En la década de los años 50, se produjeron 2 compras masivas de casas con el objetivo de construir un complejo turístico y rivalizar con el turismo de sol y playa.
Cada vez había menos vecinos. Quienes se fueron tampoco pudieron volver, pues las viviendas ya no les pertenecían. El proceso de repoblación era inviable.
En el diario La Vanguardia Española, con fecha 6 de noviembre de 1965, se habla de este hecho. En concreto, Juan Dalmau y Domingo reunió la mayor parte de fincas.
Su objeto era construir una “espléndida residencia veraniega de montaña” en la Sierra de La Mussara. Sin embargo, falleció antes de ver realizado su sueño.
El proyecto fracasó estrepitosamente, pero no lo hizo la urbanización de segunda residencia de Els Motllats. En cualquier caso, lo hizo pocos años después.

Centre de la Imatge Mas Iglesias de Reus / Col·lecció Arxiu Històric de l’Agrupació Fotogràfica de Reus /Josep Ferré Andreu / Núm. reg. 23242
El proceso de abandono de La Mussara
Desde el mirador del risco de Les Airasses, los vecinos observaban la planicie del Baix Camp. Sabían que la vida era más cómoda a una decena de kilómetros.
La tentación de abandonar La Mussara acechaba a los vecinos que bajaban a la planicie con el objeto de hacer negocios. Aun así, demostraron su fidelidad a la tierra.
Sobre esto reflexionaba el geógrafo Josep Iglésies en su libro Les ciutats del món: “¿qué vínculos secretos retienen todavía al hombre a las pobrezas de aquí?”
Con la construcción de la carretera, son los vecinos más ricos quienes emigran en primer lugar. Venden sus fincas a buen precio aprovechando que contienen bosque.
Entre 1936 y 1955, marchan 52 habitantes, lo que representa la mitad de su población. Quedaban 36 vecinos. El abandono de La Mussara iba a consumarse.
Los últimos habitantes de La Mussara
Gracias a la documentación existente, sabemos los nombres y apellidos de quiénes fueron los últimos habitantes de La Mussara, dónde vivían y a dónde emigraron.
El padrón de 1950 apunta que el número total de habitantes era 55. La cifra es el resultado de sumar a los vecinos que residían en las casas del pueblo y en las masías.
Según las investigaciones hechas por Albert Manent, son algunos más: 71 distribuidos en 15 viviendas. Es decir, 9 casas del núcleo de población y 6 masías.
Entre los vecinos estaba Pere Abelló i Vilalta, el último alcalde de La Mussara. Vivía con su mujer y sus 2 hijos en el Más de L’Abelló, situado a un lado de la carretera.
Pere Abelló fue el último emigrante autóctono. Se marchó en 1959 después de una tragedia familiar. Todavía quedaban 3 masías habitadas. Eran las siguientes:
- Mas de Vicent
- Mas del Manró
- Mas dels Vells
En ellas residían Josep Balañà i Cavallè, Pere Rius i Mas y Josep Agustenc i Joanpere. Ellos eran los titulares, pero en las 3 fincas residían 12 personas en total.
Un año después de la marcha de Pere Abelló, ya en 1960, emigran a Reus, Vilaplana y Alforja. Ahora sí que sí: el abandono de La Mussara se había consumado.

La Mussara, pueblo abandonado
En el 1953, un periodista de La Vanguardia Española visitó el pueblo. Escribía lo siguiente: “todo en el pueblo daba la sensación de que acababa de ser evacuado”.
Visitó la escuela, abierta de par en par, y descubrió 3 mesitas y 5 sillas. Tropezó con unos cuadernos con los nombres y apellidos de los alumnos del colegio.
Todo en el pueblo daba la sensación de que acababa de ser evacuado. Me asomé a los portales, llamé: nadie respondía. No obstante, en alguna casa observé que todavía quedaban mesas y bancos, como esperando a sus moradores de vuelta de sus faenas del campo.
La Vanguardia Española
En el año 1960, Ramon Amigó publicó un artículo en el que hablaba de una visita a La Mussara. Se produjo cuando ya no quedaban habitantes en el núcleo de casas.
En el pueblo no había ni un alma. Las casas estaban abiertas. Las pocas que conservaban su tejado tenían las puertas forzadas con indicios de violencia.
Entraron en Ca L’Estevenet, casa que conocían bien. Sólo encontraron la desolación. Había sido saqueada. Poco tiempo atrás había sido habitada.
Era el final de La Mussara.
Descubrieron que estaban descolgando la campana. Su destino era el Campamento Militar de Los Castillejos. Como dice, era como si arrancaran el alma de la población.
Franco puso fin a su término municipal cuando firmó el decreto 366/1961 de 16 de febrero de 1961. A partir de aquel momento, La Mussara formaba parte de Vilaplana.

La Mussara en la actualidad
Actualmente, el pueblo recibe abundantes visitas de escaladores, excursionistas y turistas que se acercan a él para disfrutar de sus vistas y montañas.
Tal y como dije en la Ruta del Camí de Les Campanilles, existen muchos puntos de interés. Sin irnos más lejos, el Campamento Militar de Los Castillejos.
Son imprescindibles las vistas desde el Xalet de Les Airasses. Justo al lado del mirador se instaló una placa conmemorativa en honor a Josep Iglésies.
Algunos de los eventos que se organizan en la zona son Aplec de La Mussara, el festival de poesía Mussart y la marcha senderista Reus – Prades – Reus.
Vaya, que La Mussara está más viva que nunca. Yo sólo pido que llegue un proyecto de conservación. Ya se dice que la esperanza es lo último que se pierde.
Excelente trabajo divulgativo y serio. Muchas gracias. Soy un amante del misterio y La Mussara, es una asignatura pendiente que algún día aprobaré. Ojalá coincidiéramos en persona y como amigos de la singularidad del lugar. Un saludo cordial desde Madrid.
Muchas gracias, Juanma. Cualquier duda que tengas, aquí me tienes para ayudarte en dicha empresa jejeje. Seguro que en algún momento se cruzan nuestros caminos.
Perdon tengo que corregir algo importante la ultima familia que vivio en la musara fueron mis abuelos con sus hijos. Tengo fotografias y hay todavia familiares que lo pueden demostrar.
Muchas gracias por tu comentario, Jacinto. Te escribo por privado para corregir mi información.