¿Cómo medir la dificultad en senderismo? Lo que a uno le parece fácil, a otro le puede parecer difícil. En algo estaremos de acuerdo: la dureza de una ruta es subjetiva.
No nos queda más remedio que buscar una forma de ser más objetivos. Así evitaremos hacer rutas cuya dificultad exceda nuestras capacidades físicas y técnicas.
Al fin y al cabo, hemos venido a pasarlo bien.
La buena noticia es que existen escalas de graduación que facilitan medir la dificultad en senderismo. Seguro que te suenan algunas, como el Método MIDE o SENDIF.
No es ningún secreto que en Camino con Santiago utilizamos la segunda metodología. Es fácil de aplicar y, sobre todo, de interpretar. Así sabemos dónde nos metemos.
A continuación, te cuento cómo medir la dificultad en senderismo para que elijas con inteligencia tus rutas con el Método SENDIF. ¡Se convertirá en tu aliado!
El Método SENDIF para medir la dureza
Determinar la dificultad es de por sí una dificultad. La dureza depende de muchos factores. Por ejemplo, de la condición física, la experiencia o la edad.
El Método SENDIF, diseñado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sirve para determinar el grado de dificultad de los itinerarios a pie. ¡Lo que nos interesa!
Tal y señalan en indica su página web, la metodología se ha “materializado en una guía de criterios y en unos iconos para representar la dureza” de un itinerario.
Por lo tanto, este sistema considera que la dureza depende, por una parte, del esfuerzo físico y, por otra parte, de la exigencia técnica que demanda el recorrido.

¿Qué es la dificultad en senderismo?
De acuerdo con SENDIF, la dificultad de un itinerario depende del esfuerzo o dificultad física y de las condiciones del camino o dificultad técnica.
Por lo tanto, la dureza de una ruta depende de:
- El esfuerzo físico (dificultad física)
- Condiciones del camino (dificultad técnica)
Por una parte, el esfuerzo físico (dificultad física) depende, a su vez, de la distancia y el desnivel a salvar. A mayor distancia y desnivel, mayor será dureza física.
Por otra parte, las condiciones del camino (dificultad técnica) son los obstáculos, barreras u elementos que debemos superar, como un paso equipado.
Pero eso no es todo.
Existe una tercera variable a menudo ignorada, las condiciones meteorológicas. En función de los fenómenos que se presenten, una ruta puede ser más difícil.
Por poner un ejemplo, subir a la cima del Mont Caro será más difícil como más calor haga, pues nos obligará a cargar con más agua y alimentos en la mochila.
Ya casi sabes cómo medir la dificultad en senderismo. Eso sí, todavía te queda descubrir cómo calcular la dificultad física y la dificultad técnica de una ruta.
Cómo medir la dificultad física
El Método SENDIF propone categorizar las rutas en un total de cinco grados de dificultad física. Estos umbrales van desde “muy fácil” a “muy exigente”.
La categoría la determina una calculadora a partir de la distancia total (kilómetros) y el desnivel positivo (metros). Esto último es lo que solemos llamar subida.
Funciona así cuando son itinerarios de ida y vuelta o circulares. En cambio, si la ruta consiste en una bajada, sustituye el desnivel positivo por el negativo.
¿Ahora qué?
Elije el tipo de recorrido, añade los datos en la calculadora y pulsa el botón. ¡Ya está! Te mostrará automáticamente a cuál de los grados de dificultad física corresponde.
Ojo, ten en cuenta que la cosa no acaba ahí. Que la ruta sea fácil físicamente no significa que lo sea en su conjunto. Todavía tienes que valorar la dificultad técnica.

Cómo medir la dificultad técnica
Ahora sí, la cosa se complica. A veces, las condiciones de los caminos comportan dificultades técnicas, como una pendiente pronunciada o un tramo equipado.
El Método SENDIF nos invita a listar aquellos elementos del recorrido que supondrán superar una dificultad. Se trata de enumerar, en ningún caso de ponderar.
De esta manera, si la ruta que estás haciendo tiene exposición al vacío, la dificultad técnica será esa. Como ves, en esta ocasión no hay valores numéricos.
Fácil, ¿verdad?
SENDIF enumera hasta siete casuísticas, las más habituales. En casi todas las rutas de Tarragona suele haber alguna pendiente pronunciada, por pequeña que sea.
Otras formas de medir la dificultad en senderismo
Por supuesto, el Método SENDIF no es la única manera de medir la dificultad en senderismo. Es la que a mí me ha parecido más apropiada en Tarragona.
Otra metodología muy conocida, sobre todo en Aragón, es MIDE. Esta valora la dificultad y compromiso de las excursiones a fin de prevenir accidentes.
Está recomendada por la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalda (FEDME). La encontrarás a menudo en senderos de media y alta montaña.
Lo que más me gusta de MIDE es que su detalle en la dificultad técnica. Esa es la razón por la que me parece adecuada para entornos con más factores de riesgo.