Qué característica es la forma del Toll de L’Olla de Farena, ¿verdad? Si te dijera que fue obra de la bruja Farebona, ¿cómo te quedas? He aquí la leyenda.
Farena es uno de los municipios más pintorescos y mejor conservados de las Muntanyes de Prades. Es bastante conocido por su piscina natural.
De hecho, si hicieras una búsqueda en Google, descubrirías que es una de las pozas más populares de toda la Costa Dorada. ¡Alguna razón debe haber!
Lo que yo no sabía es que existe una leyenda sobre su origen. Toma asiento, voy a contarte cómo una bruja salvó de los habitantes del valle de ríu Brugent.
La historia proviene de un manuscrito de 1650 de la biblioteca del Monasterio de Poblet. La publicó Francesc Mercadé en el número 45 de L’Orella de Farena.
La enfermedad del valle
Se dice que en los alrededores del ríu Brugent vivían las brujas de más renombre de las Muntanyes de Prades. Estamos a principios del siglo XVII, en el año 1617.
Por entonces, muchos vecinos que vivían en el valle empezaron a caer enfermos. Dicha enfermedad presentaba un cuadro similar al de la peste negra.
En concreto, producía fiebre y desasosiego en la persona. Así, con el paso de los días, el cuerpo se negaba a luchar hasta que el afectado perdía la vida.
A medida que aumentó el número de contagiados, saltó la alarma. Los médicos no sabían qué hacer: afectaba a unos y otros sin explicación aparente.
Tenían que hacer algo.
De esta manera, las personas sanas viajaron en busca de información. Volvieron con las manos vacías. Eso sí, todavía les quedaba una esperanza.
Reunidos en la plaza de Farena, un grupo de valientes se resolvió a tomar cartas en el asunto. Iban a visitar a Farebona, una bruja buena que vivía en el valle.

La visita a la bruja Farebona
Un joven pastor acompañó al grupo de hombres hasta la cabaña de Farebona. Ambos se conocieron en un día de tormenta en el que la bruja le ofreció cobijo.
Una vez allí, le hablaron del mal que azotaba a sus familias. El pastor estaba preocupado: temía que Farebona se enfadara por haber compartido su ubicación.
La visita fue productiva.
La bruja sabía qué tenían que hacer. Mientras ella recogía todos los ingredientes necesarios, los hombres debían buscar una olla en la que preparar una bebida.
Farebona fue rápida recopilando las hierbas requeridas. Sin embargo, los vecinos fracasaron: no encontraron ninguna olla de semejante capacidad en la zona.
Había que añadir un litro de agua pura por persona que hubiera contraído la enfermedad. Es decir, un recipiente con miles de litros de capacidad.
¿Qué iban a hacer?
Después de pensar durante unos minutos, la bruja les pidió quedarse a solas. Desde luego, Farebona parecía que tenía un plan. Fue entonces cuando sucedió.
El origen del Toll de L'Olla
Los vecinos fueron a resguardarse en la sombra del calor del verano. Cuando estuvieron en silencio, escucharon un sonido potente. Provenía del río.
Fueron corriendo en busca de Farebona justo donde la habían dejado. Vaya, allí estaba la bruja junto a una enorme olla de piedra en mitad del río.
Sí, era el Toll de L’Olla.
Preocupada por que el recipiente no se llenase a tiempo, pronunció unas palabras mágicas. Empezó a caer la lluvia más intensa de todos los tiempos.
De este modo, Farebona pudo preparar todas las dosis necesarias de la bebida. Los enfermos superaron el desánimo y, más tarde, las fuertes fiebres.

La verdad detrás de Farebona
Uno no deja de llevarse sorpresas. La verdad es que jamás había leído nada que ubicase a brujas en las Muntanyes de Prades. Bueno, me equivoco.
La leyenda del guerrillero Cercós menciona a una señora mayor de La Mussara de quien sospechaban los vecinos. A partir de aquí, empecé a investigar.
¿Qué hay de verdad en Farebona?
Hay 2 elementos de la narración que llaman la atención. Por una parte, la presencia de brujas en la provincia de Tarragona; por otra parte, el diluvio que invoca.
A continuación, analizo ambos temas por separado. El objetivo es entender qué sirvió de base para que se forjara una leyenda. Te llevarás más de una sorpresa.
Así eran las brujas de Catalunya
Según Cels Gomis i Mestre, las brujas y los brujos eran personas que habían hecho un pacto con el demonio. Su compromiso era inquebrantable durante un tiempo.
Su cometido era atormentar a quienes no estaban en el lado del mal, pues si no lo hacían sufrían en su propia carne las consecuencias. Ahí no acaba la cosa.
Su poder más popular era la metamorfosis: transformarse en cualquier especie animal. Sin embargo, la mayoría acababan adoptando la apariencia de gatos negros.
Y ahora viene lo interesante.
Se dice que las tempestades eran producidas por reuniones de brujas. Solían llevarse a cabo en los puntos más altos. Por ejemplo, en la Roca Corbatera del Montsant.
Igual que había brujas que obraban el mal, otras hacían el bien: eran las curanderas. En las comarcas de Tarragona, ganó popularidad la de la masía d’En Mestres.
Nuestra Farebona debía ser una bruja bien intencionada. Lo más seguro es que se tratara de una señora de avanzada edad que vivía al margen de la comunidad.
El diluvio de 1617 en Catalunya
La narración habla de la lluvia más intensa de todos los tiempos. No se equivoca: en el mes de noviembre de 1617, se suceden episodios de lluvias torrenciales.
Llegan en un otoño ya de por sí lluvioso. Así, las precipitaciones desbordaron unos ríos cuyo caudal ya era mayor de lo normal. El desastre estaba servido.
Tanto, que se le llamó el diluvi de 1617.
Por ejemplo, el Ebro en Tortosa crece prácticamente 4 metros. Fue su segunda crecida más importante de acuerdo con los datos históricos que existen.
Según Mariano Barriendos, los destrozos se contaron por decenas. Se destruyeron 380 edificios, 17 molinos hidráulicos y 22 puentes, entre otras construcciones.

Farebona, en conclusión
En la prima mitad del siglo XVII se llevaron a cabo las grandes cazas de brujas en Europa. Sufrieron la represión aquellas mujeres que no respondían a un modelo católico.
A menudo eran señoras de avanzada edad, viudas o almas libres que hacían su vida al margen. Porque como dice el refrán, "qui parla tot sol, parla amb el dimoni".
La gente les atribuía todas las desgracias que sucedían. De ahí que haya relación entre las tormentas y las brujas y existe una leyenda para explicar el Toll de L'Olla.
Se ha escrito mucho sobre las brujas, también en Catalunya. De hecho, existe una novela gráfica catalana en el contexto del diluvio, Bruixes 1617: L'any del diluvi.
Yo dejo el tema aquí, no sin antes invitarte a que investigues por tu cuenta. En el Costumari català de Joan Amades encontrarás datos muy interesantes.
Excelente y curiosísimo artículo, además de súperinteresante. Muchas gracias!. Saludos
Felicidades Santi .... me encantan las historias que cuentas.
Ya tienes una seguidora de tus escritos.
Gracias
Incluso te pediria permiso, para ponerlas en mi facebook.
¡Hola Mari Carmen!
Muchísimas gracias por tu mensaje, la verdad es que le pongo mucho cariño jejeje.
Por supuesto, siéntete libre de compartir los contenidos :).
Un abrazo,
Me encanta tu blog.mil gracias
¡Muchas gracias, Xus! He puesto mucho cariño en él.