Si el Baix Camp es mi hogar, las Muntanyes de Prades son mi patio de juegos. Tantos años arriba y abajo me han enseñado cómo disfrutarlas al máximo.
De esta manera, he creado esta lista con los mejores planes que puedes hacer. Lo único que he tenido en cuenta es que sean aptos para toda la familia.
Así pues, ¿empezamos?
Todas las propuestas de este listado se basan en mi propia experiencia. No encontrarás nada que yo no haya probado antes. Elijas lo que elijas, ¡acertarás!
Por supuesto, este artículo está vivo. Visito las Muntanyes de Prades a menudo y siempre estoy probando cosas nuevas. Por tanto, iré añadiendo propuestas.
Por último, quiero decirte que yo no gano dinero por ninguna de estas recomendaciones. Son los mismos consejos que le daría a cualquier ser querido.
1. Visitar el pueblo abandonado de La Mussara
La Mussara es un pueblo abandonado de las Muntanyes de Prades cuya historia dejó de escribirse en 1961, cuando Franco lo anexionó a Vilaplana.
Las pobres perspectivas de vida provocaron que sus habitantes emigraran. No fue de la noche a la mañana, sino durante la primera mitad del siglo XIX.
Que no viva nadie no significa que no haya nada que ver. ¡Todo lo contrario! Tiene una de las mejores vistas de la comarca del Baix Camp y su planicie.
¿Te pica el gusanillo?
A pesar de haber pasado tantos años de su abandono, sigue despertando las pasiones de todo el mundo, desde turistas hasta gente de la tierra.
Porque La Mussara está más viva que nunca. No es un pueblo fantasma, ni muchísimo menos, sino un lugar que respira paz por todos sus poros.
Además, Els Avencs de La Febró están súper cerca. Es otra de las visitas imprescindibles de Munyanes de Prades y se puede combinar con esta.

2. Explorar las simas de Els Avencs de La Febró
Els Avencs de La Febró son unas grietas de 200 metros de largo y 30 de profundidad. Es indiscutiblemente uno de los lugares más singulares de Muntanyes de Prades.
Que no te engañe su apariencia, se pueden visitar en familia. Existe una rampa que da acceso a las profundidades; eso sí, hay que poner las manos en la bajada.
¿Lo sabías?
En el interior de Els Avencs de La Febró se escondió un personaje famoso. No era una persona cualquiera, ¡llegó a salir en el mismísimo Retrato de Dorian Gray!
Estoy hablando de Joan Prim i Prats, el General Prim. Según Joan Ferraté, se ocultó en las simas coincidiendo con su pronunciamiento militar en Reus.
Por si fuera poco, en el interior de Els Avencs se encuentra la cova gran, una cueva de 12 metros de altitud y 50 de circunferencia con una estalagmita.
Cerca están las grietas de Els Motllats de La Pona, igual de impresionantes. Son un laberinto con una longitud de más de un kilómetro. ¡Casi nada!
3. Refrescarse en Els Gorgs de La Febró
Els Gorgs de La Febró son las piscinas naturales por excelencia de las Muntanyes de Prades. En concreto, son 3 pozas, cada cual más bonita que la anterior.
Visitar El Gorg, El Gorguet y La Gorguina es bastante fácil. La tercera es la más escurridiza, pues está más lejos. Ahí está su encanto, en su soledad.
En cualquier caso, se trata de una ruta fácil, se salva poco desnivel e incluso hay una zona de aparcamiento. Ese es, por otra parte, su principal inconveniente.
Suele haber mucha gente.
Una posibilidad es empezar en Siurana, el pueblo de leyenda. De esta manera, remontas el río y, a la vuelta, visitas Gallicant, otro pueblo abandonado.
Si optas por esta opción, quizá descubres Agua que suena, el hogar de Amador González. Es conocido por haber dado la vuelta a España en carro.
Esta opción es muy interesante, pero puede hacerse un poco pesada. No te compliques si vas con personas que no suelen ir a la montaña.

4. Pasear por el bosque de hadas de Capafonts
El valle de Capafonts es de lo más pintoresco de las Muntanyes de Prades. De hecho, visto desde la Sierra de Els Motllats, parece sacado de un belén.
En su término municipal está la Font de la Llúdriga, la fuente más abundante de la población, rodeada por una espesa vegetación. Es un lugar mágico.
Su emplazamiento es tan original por los árboles de la zona. Alcanzan hasta los 10 metros de altura, impidiendo que penetre los rayos de luz.
En verano es un lugar fresco en el que parece detenerse el tiempo. Sin embargo, los meses de verano, pierde algo de encanto debido a la sequedad.
Ahí no se acaba la cosa.
A La Llúdriga llegarás por un bosque con saltos de agua. Muy cerquita está Cova de les Gralles, por la que desciende una cola de caballo si ha llovido.
El término municipal de Capafonts esconde muchas más sorpresas. Entre mis lugares favoritos está Les Fous, una de las zonas de baño más solitarias.
5. Perderte por las calles de la vila vermella
Cuando hablamos de la vila vermella, nos referimos a Prades, la población que da nombre a estas sierras. Entonces, ¿por qué se llama así?
La piedra de la muralla, de la iglesia de Santa María y de buena parte de las casas muestra una coloración rojiza. De ahí proviene lo de vila vermella.
A mí me gusta visitar Prades entrando por el pintoresco Portal de Sant Roc, que da acceso a la plaza mayor. Ahí destaca su fuente renacentista.
Antiguamente acogía el mercado medieval, hoy, está repleta de establecimientos. Entre ellos, el que para mí tiene la mejor tarta de queso de la provincia.
Por cierto, en las calles encontrarás paneles informativos con cápsulas informativas de la historia de Prades. De ahí que te anime a perderte por sus calles.

6. Coronar las Muntanyes de Prades
No, ni La Mola de Colldejou, ni La Mussara ni el Castell d’Escornalbou son los puntos más altos del Baix Camp. Ese título le corresponde al Tossal de la Baltasana.
Gracias a sus 1.203 metros de altura, el Tossal de la Baltasana es un bonito mirador desde el que podrás identificar muchos puntos de interés.
El sendero hasta el techo de Muntanyes de Prades arranca en Prades, te sumerge en una robleda y, de vuelta, te propone visitar la Emita de la Abellera.
¡Será por cosas que ver!
Esta ruta tiene algo único en Catalunya, la Roureda de Roure Reboll. Se trata de una robleda de tipo mediterráneo muy extendida en el resto de la península ibérica.
Tanto en la ida como en la vuelta, podrás reponer fuerza en Prades, la vila vermella. Es un pueblo singular, de por sí sólo, justifica conducir una hora desde Reus.
7. Descubrir las maravillas del universo
Quienes vivimos en la ciudad sufrimos la contaminación lumínica. Es tanta la luz que hay en la urbe que difícilmente podemos apreciar la belleza del cielo nocturno.
Eso cambia en Muntanyes de Prades. El Plà de la Guardia de Prades goza de unas condiciones excepcionales para que disfrutemos del universo.
Gracias a la creación del Parc Atronòmic Muntanyes de Prades, cualquiera puede descubrir las maravillas que nos resultan ajenas a los de la ciudad.
Yo he tenido la oportunidad de participar en una de las actividades que organizan. En concreto, pude ver Júpiter y Saturno en un telescopio. ¡Fue espectacular!
Desde luego, es uno de los mejores planes que puedes hacer en la zona. Además, puedes combinarlo con cualquiera de las ideas que te he propuesto en el post.

8. Visitar el paraíso de las magdalenas
Con el permiso de la distinguida patata de Prades, las magdalenas se han convertido en uno de los productos más populares de todas las Muntanyes de Prades.
No importa que sean de chocolate, naranja o frutos secos, el paraíso de las magdalenas está en Mont-ral, una localidad de poco más de 100 habitantes.
Lorda Ruiz, su propietaria, rescató el negocio familiar después de que fracasara. Gracias a su trabajo, decenas de personas visitan el pueblo por sus productos.
El secreto está en el Forn de Mont-ral.
Probé sus magdalenas cuando todavía no eran tan populares y sí, ¡están muy buenas! Tanta es su fama que existen puntos de venta en Prades, Reus o Tarragona.
La mayoría de sus productos son elaborados con ingredientes de la tierra. Por ejemplo, las nueces son de La Febró, la miel de Farena y la manzana de Capafonts.
Pero Mont-ral es más que sus productos, pues tiene unas vistas increíbles. Además, en su término municipal está Fonts de Glorieta, unos saltos de agua preciosos.
9. Descubrir Siurana, el pueblo de leyenda
Desde luego, Siurana es uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Tarragona. Visitar las Muntanyes de Prades y pasar de largo debería ser pecado.
Situado a 737 metros de altura y rodeado por impresionantes riscos, fue el último reducto en manos sarracenas en Catalunya. De aquí viene una leyenda...
Aunque está en Camino con Santiago, te animo a que la descubras con una de las visitas guiadas. Si vas en compañía de los peques, mejor que mejor.
En la zona puedes hacer más planes. Siurana es considerado un paraíso de la escalada. De la misma manera, hay actividades de agua en el pantano.
A la vista está la Serra del Montsant, la sierra vecina de las Muntanyes de Prades. Como ves, el problema será decidir entre toda la oferta que hay.

10. Visitar el Monasterio de Poblet
El Monasterio de Poblet es otra de las visitas obligatorias. Tal y como indica su nombre, es un monasterio que fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
En él todavía viven los monjes, por lo que se sus dependencias domésticas están abiertas al público. Se pueden visitar sus dormitorios, bodega y refectorio.
Desde finales del siglo XIV hasta el XV, fue el panteón real de la Corona de Aragón. Los sepulcros reales están en el crucero de la iglesia, también abierta al público.
Si yo fuera tú, no me lo perdería. No hay excusa, pues puedes visitar el monasterio o bien por tu cuenta o bien con un guía. Eso sí, dentro de los horarios establecidos.
Después, si te has quedado con ganas de más, puedes aprovechar y pasear por el Bosc Pintat de Poblet, en el que descubrirás setas pintadas en los árboles.
¿Qué has hecho en Muntanyes de Prades?
Estas son mis propuestas para que disfrutes al máximo de Muntanyes de Prades. Cuando hayas pasado por ellas, cuéntame que te han parecido mis ideas.
Por supuesto, si has descubierto algo de lo que yo no haya hablado, aquí estoy: soy todo oídos. Así podré probarlo yo también y compartirlo con todo el mundo.
¿Se te ha quedado corta mi lista? Te animo a que eches un vistazo a las rutas de Camino con Santiago. La mayoría tienen a las Muntanyes de Prades como escenario.