Tots sants es una festividad católica celebrada el uno de noviembre en recuerdo a los difuntos. A pesar de su cercanía, conviene no confundirla con el Día de los Difuntos.
En el calendario de costumbres tradicionales, establecía el principio del invierno. De ahí que nuestros antepasados se vistieran a sí mismos y a sus hogares para el frío.
Este era el día indicado en que se ponían las ropas más gruesas. Poco importaba que el tiempo no acompañara, había que vestirse de esta manera hasta el jueves santo.
Como transición entre el verano y el invierno, el otoño traía consigo la aparente muerte de la naturaleza. Era un momento clave antes de que volviera la vida con la primavera.
Nos remontamos siglos atrás.
Los celtas ya dividían el año en dos. Samhain, la fiesta de la que procede Tots sants, daba comienzo a la estación oscura, cuando se abría el portal hacia el otro mundo.
Tiene sentido si lo pensamos. Quedan atrás los meses de abundancia, crecen las horas de oscuridad y empieza una vez más el ciclo de la tierra con la cosecha.
En nuestra tierra, las castañas asadas, la fruta confitada y los panellets son los elementos típicos, sin embargo, hay otras tradiciones que han caído en el olvido.
En este artículo, descubrimos las antiguas y principales costumbres de Tots sants en Catalunya. Por ejemplo, ¿sabías que antes no se solían comprar los panellets?

Visitar las tumbas de los seres queridos
Una de las principales costumbres de Tots sants, propia de igual manera del Día de los Difuntos, es visitar las tumbas de los antepasados, adecentarlas y ponerles flores.
Esta es una tradición más urbana que rural. Al fin y al cabo, el cementerio era contiguo a las iglesias de los pueblos, luego eran bastante más frecuentados.
Nuestros antepasados llevaban la cuenta de los seres queridos, conocidos y personas distinguidas que habían fallecido a fin de visitar sus tumbas protocolariamente.
Apenas unos días antes de esta fecha, los sepultureros procuraban que no hubiera rastro de cruces rotas, pues eran un signo relacionado con el demonio.
¿Qué hacía la gente que iba al camposanto?
A parte de visitar los sepulcros de aquellas personas por las que sentían afecto, paseaban por el cementerio leyendo los epitafios y observando los mausoleos.
En estos recorridos se evidenciaba la posición social de los difuntos en función de los ornamentos de sus tumbas. En Barcelona, incluso, se iba de un cementerio a otro.
Que esta práctica pueda parecernos grotesca no significa que lo fuera, pues nuestros antepasados entendían la muerte como una parte del ciclo natural de la vida.
Comer panellets y participar en las rifas
Junto con las castañas asadas, los panellets, o migetes en las tierras de Lleida, son el producto de repostería catalana típico de la festividad. ¡Y qué buenos están!
Son elaborados con almendra, azúcar y claras de huevo, así como cubiertos con piñones. Si entre los ingredientes hay boniato o patata, entonces son de peor calidad.
Aquí viene la sorpresa.
Antaño no se acostumbraba a comprar panellets. O bien se preparaban en casa o bien se ganaban. Es más, era tradición que los padrinos se lo regalasen a sus ahijados.
Igual que la gente iba a ver el belén en navidad, era costumbre participar en las rifas de panellets, propias de las grandes poblaciones, en la tarde de Tots sants.
Los sorteos tenían lugar en los cafés. A fin de animar a la participación, los establecimientos decoraban con sumo cuidado todas y cada una de las mesas.
A la vista de todo el mundo situaban un sinfín de platos repletos de panellets y de fruta confitada. Además, los reponían tan pronto los entregaban a los ganadores.
Las nuevas variedades de este dulce surgieron a medida que se instalaron las pastelerías, que organizaban sus propias rifas. Esta era su manera de competir.
En Reus hacían algo diferente.
Los pasteleros preparaban los panellets con corteza de sandía. Como solo aprovechaban la piel, el fruto pelado se entregaba a los parroquianos y a los niños.
En cualquier caso, era habitual colgar una o dos paellas fuera de las tiendas. Así hacían saber a los transeúntes que en su establecimiento había o habría panellets.

Celebrar la castanyada y comer castañas
La castanyada se celebraba después de la cena en recuerdo a los difuntos. Era entonces cuando se comían las castañas asadas y los panellets al calor del fuego.
La comida previa se desarrollaba como una extensión de la ceremonia que había tenido lugar en la iglesia. Era un encuentro familiar, eso sí, cargado de solemnidad.
Esta celebración de Tots sants se dividía en dos partes. La primera, más alegre, estaba dedicada a los vivos; en cambio, la segunda, más solemne, a los difuntos.
En los pueblos del Baix Camp, la gente celebraba la castanyada o en casa o en el café. Las castañas que comían eran autóctonas, de las Muntanyes de Prades.
Otras de las figuras típicas del día era la castanyera. Vestidas con una falda amplia y una larga capucha, asaban las castañas con una paella de cobre o de hierro.
He aquí dos curiosidades.
En primer lugar, de acuerdo con la creencia general, las castañas no estaban igual de buenas si se comían cuando se sacaban del fuego. Había que incubarlas.
En segundo lugar, las mujeres creían que facilitaban la caída del pelo. De hecho, se creía que el cabello era más propenso a caerse en esta época del año.
Acoger a las almas de los seres queridos
Una creencia muy extendida sostenía que, llegada la medianoche, los difuntos abandonan el purgatorio y vuelven a convivir por unas horas con sus familiares.
Si encuentran a sus seres queridos tristes por su fallecimiento, se sienten reconfortados y, cuando vuelven al purgatorio, son liberados de sus pesares.
Por el contrario, si sus familiares los han olvidado, son obligados a permanecer en él otro año más a la espera de que alguna circunstancia les permita abandonarlo.
Existía una serie de rituales.
Era costumbre hacer la cama de quienes habían fallecido hace tres o cuatro años. De esta manera, las almas de los seres queridos podían encontrar reposo.
Con el objetivo de guiar el camino a los muertos, se ponían luces en el exterior de los hogares, que se sumaban a las que se habían dejado en las tumbas.
Así pues, quien vagara por la calle después de la misa corría el riesgo de encontrarse con las almas, que van de camino a visitar a sus respectivas familias.

Ver la obra teatro de Don Juan Tenorio
En 1844, José Zorrilla publicó Don Juan Tenorio, una obra con elementos fantásticos y religiosos cuyo protagonista se enfrenta a sus propios fantasmas.
Que incorporara estos temas propició que a lo largo de Catalunya, y en especial en Reus y Barcelona, se representara en la mayoría de teatros.
En la capital del Baix Camp, se interpretaba hasta en las calles. De hecho, lo hacían a la luz de antorchas para que la actuación ganara espectacularidad.
Había vida más allá de Don Juan Tenorio.
Otra representación teatral típica era el Baile de la Muerte, que en la provincia de Tarragona pudo apreciarse en La Selva del Camp. ¿En qué consistía?
Vestida con una capa negra, la muerte acompañaba al otro mundo a representantes de la sociedad. Sus participantes, por su parte, iban con una tela blanca.
Más tradiciones y costumbres catalanas
Si las costumbres de Tots sants te han parecido fascinantes, más te lo parecerán los rituales de Sant Joan. ¿Lo sabías? Es uno de las noches más mágicos del año.
En el caso de que te has quedado con ganas de más, te animo a leer el Costumari català del folclorista Joan Amades. Este artículo es posible a su trabajo.
Seguro que conoces más costumbres, tradiciones y rituales. Te animo a que los compartas en los comentarios. De esta manera facilitaremos que perduren.