Gallicant, la historia del pueblo abandonado

Gallicant, la historia del pueblo abandonado

Gallicant es uno de los pueblos abandonados de Muntanyes de Prades, uno sobre el que cuesta encontrar información hasta en la Wikipedia.

Cuando visitas un despoblado en ruinas es fácil que des rienda suelta a tu imaginación y lo reconstruyas sirviéndote de lo que queda en pie.

Estas son las preguntas que te haces:

  • ¿Cómo era Gallicant?
  • ¿De qué vivían sus habitantes?
  • ¿Por qué lo abandonaron?

En este artículo, contesto a todas las preguntas que te haces sobre el pueblo de Gallicant para que puedas saciar tu sed de respuestas.

Será más que un mero repaso: me atreveré a teorizar sobre cuál será su futuro después de que un grupo de personas lo comprará en el 2019.

Así era el pueblo de Gallicant

Gallicant es una aldea de origen medieval que forma parte del término municipal de Arbolí. Está al norte, en una explanada, a 860 metros sobre el nivel del mar.

Desde luego, el pueblo tiene carácter de atalaya. Los sarracenos así lo entendieron y lo utilizaron como punto estratégico de vigilancia de sus dominios.

Al fin y al cabo, el nombre alude a la posición elevada de la aldea, pues galli cantus expresa que desde ella puede escucharse el primer canto del gallo al alba.

El punto más alto es el Puig de Gallicant, una colina de 1.009 metros de altura inscrita en Els 100 cims de la Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya.

Dicho esto, ¿cómo era la población?

Estaba formada por una hilera de 9 hogares que daban la espalda a la inmensidad, esto es, al barranco del río Siurana y a la muralla de la Serra del Montsant.

Todas tenían nombre. De izquierda a derecha, eran Cal Sargantana, Cal Matillo, Ca l’Anyep, Cal Bodro, Cal Casat, Cal Manuel, Cal Joanet y Ca l’Estudiant.

Conviene apuntar que no había escuela o iglesia, luego dependían eclesiásticamente de Siurana o Arbolí y los niños debían caminar hasta el colegio.

La cosecha en Gallicant
La cosecha del trigo en Gallicant. Fuente: Centre de la Imatge Mas Iglesias de Reus / Col·lecció Arxiu Històric de l’Agrupació Fotogràfica de Reus /Josep Prunera Sedó / Núm. reg. 01358

La economía de la aldea

Como se puede observar en las fotografías, los vecinos trabajaban la tierra contigua a sus casas, aunque apenas podían vivir con su modesta producción.

Entre sus cultivos predominaban el trigo y la patata, sin embargo, la cosecha era insuficiente y no podían comerciar con el excedente.

También aprovechaban los recursos que les proporcionaba el bosque, dedicándose a la tala de árboles y pinos, materiales con los que creaban carboneras.

Eran pilas de leña cubiertas de arcilla con las que obtenían carbón vegetal, un producto cuya demanda cayó cuando se extendió el uso del gasóleo y el butano.

El carboneig, nombre que recibía esta actividad, llegó a suponer la deforestación de algunas zonas de Muntanyes de Prades como, por ejemplo, Capafonts.

Eso sí, éstas no fueron las únicas actividades, pues también explotaron las colmenas de abejas y comerciaron con las ramas de pino que recogían.

Foto antigua de la aldea de Gallicant
Las casas de Gallicant y la Serra del Montsant. Fuente: Centre de la Imatge Mas Iglesias de Reus / Col·lecció Arxiu Històric de l’Agrupació Fotogràfica de Reus /Josep Ferré Andreu / Núm. reg. 23256

La historia de Gallicant

Los orígenes del pueblo de Gallicant

Gallicant aparece nombrado como Podium Gallicantum en la carta de repoblación de l’Albiol, otorgada el 25 de junio de 1158 por el conde Ramón Berenguer IV.

Este documento iba dirigido a un archidiácono con el encargo de fortificar y repoblar el lugar. De nuevo, se pone de manifiesto el carácter estratégico de la zona.

Nos encontramos en la Edad Media, tiempos en los que la Corona de Aragón se expandió con Tortosa (1148), Lleida y Fraga (1149) y Prades y Siurana (1153).

Siurana era por entonces la plaza más importante de estas montañas. El asalto a su inexpugnable fortaleza, rodeada por riscos, reunió a los mejores guerreros.

No es de extrañar que su toma forjara grandes leyendas, siendo el salto de la reina mora la más popular. Son tantas que llegó a publicarse un libro de ellas.

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El pueblo de Siurana

La llegada de los refugiados cátaros

En el siglo XII, el por entonces papa Inocencio III declaró herejes a los cátaros, a quienes persiguió y reprimió con la colaboración del rey francés.

El catarismo fue un movimiento religioso con especial arraigo en el sur de Francia, sobre todo en la región del Languedoc, protegida por la Corona de Aragón.

La represión provocó una oleada migratoria. Así, los occitanos se establecieron en el curso del río Segre, en la zona de Lleida y en las Muntanyes de Prades.

La pregunta es por qué aquí.

Eligieron estas tierras por su pertenencia a la corona, aislamiento y escasa población, características que facilitaban practicar sus creencias en libertad.

Aquellos municipios en los que el catarismo enraizó fueron Prades, Siurana, Arbolí, Cornudella del Montsant y, como puedes imaginar, Gallicant.

Por ejemplo, sabemos gracias al estudioso Ezequiel Gort que un prefecto cátaro ayudó a morir en casa a una vecina que residía en la aldea.

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Vista de las casas. Fuente: Arxiu Fotogràfic Centre Excursionista de Catalunya

La actividad de los bandoleros

Acabada la Guerra de Sucesión, en el siglo XVIII, el bandolerismo seguía presente. Una de las figuras más conocidas fue Pere Joan Barcelona, el Carrasclet.

Se dice que hizo de los barrancos próximos a Arbolí y Gallicant un lugar seguro por donde conducir a los soldados felipistas que convertía en prisioneros.

Lo cierto es que debió de contar con la complicidad de los vecinos para obtener víveres y armamento. A fin de cuentas, Cataluña fue contraria al rey Felipe V.

El Campamento Militar de Los Castillejos

El 1 de enero de 1860, como parte de la Guerra de África, España y Marruecos se enfrentaron en los altos y en el valle de Los Castillejos, al sur de Ceuta.

En la vanguardia marchó con valor el General Prim, convirtiéndose en un héroe popular. Así, la reina Isabel II le otorgó el marquesado de Los Castillejos.

Años después, sus descendientes cedieron los terrenos al ejército. En 1950, se construyó el Campamento Militar de Los Castillejos en terrenos de Arbolí.

En él se ofrecía la Instrucción Premilitar Superior (IPS), el servicio militar, la “mili”, que realizaban los universitarios que aspiraban a suboficiales u oficiales.

La presencia de miles de estudiantes revitalizó la zona. Como cuenta Faustino Calderón, estos solían encargar comidas a los vecinos de Gallicant.

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La Jura de Bandera en el Campamento Militar de Los Castillejos

El proceso de abandono de Gallicant

Su proceso de despoblación recuerda al de La Mussara. Se produce en la primera mitad del siglo XX, entre otras cosas, por la falta elementos de modernidad.

En 1929, año en el que Josep Iglésies y Joaquim Santasusagna publican su guía de estas montañas, indican que los vecinos tienen intención de abandonarlo:

El seu esdevenidor està gairebé resolt: en un període no massa llunyà, el minúscul agrupament serà completament abandonat. La tendència dels seus habitants a deixar-lo és molt manifesta. És, també, explicable. La vida, allí, ha de mostrar, per força, aires patriarcals i despullats de tota ambició.

Poco antes, en el 1920, Gallicant vivió su apogeo demográfico alcanzando unos 60 habitantes. Como veremos a continuación, solo fue un espejismo.

Jamás llegó la electricidad, aunque sí lo hizo a otras poblaciones cercanas, como Siurana o Capafonts. La luz había de provenir de los candiles de aceite o carburo.

De la misma manera, tuvieron problemas abasteciéndose de agua. La fuente que construyeron fue insuficiente, de modo que tenían que ir barranco abajo.

El éxodo se consumó después de la Guerra Civil. Hacia el 1960, los últimos habitantes emigraron a Arbolí y sólo habitaban en Gallicant durante la cosecha.

Como curiosidad, se dice que uno de los últimos propietarios retiró las tejas para aprovecharlas en la construcción. Eso explicaría que su degradación.

Estado actual del pueblo de Gallicant
Estado de Gallicant en octubre de 2022

Una nueva vida para la aldea

De acuerdo con el alcalde de Arbolí, Armand Flaujat Viayna, un grupo de personas compró el pueblo de Gallicant con la intención de recuperar el núcleo.

Hasta entonces, estaba en manos de un particular que lo había heredado de su hermano, hecho que agilizó la compra, efectuándose el verano de 2019.

Desde entonces ha habido algunos avances, siendo el primero y más evidente el hormigonado de algunos tramos de la pista forestal que llega al pueblo.

Ya en el verano de 2022, encontré una excavadora junto a las casas, la misma con la que parece haberse retirado la runa que rodeaba el conjunto.

Basándonos en los hechos, parece evidente que la intención de los nuevos propietarios es devolver a la vida Gallicant. La pregunta es con qué objetivo.

Yo tengo mis sospechas…

En las Muntanyes de Tivissa y Vandellós se encuentra La Masía de Castelló, un núcleo deshabitado en los años 50 que ha sabido volver a la vida.

El año 1998, un grupo de antiguos habitantes constituyó una asociación con el objetivo de recuperar el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural.

Es la Asociación de La Masía de Castelló.

Gracias a su inestimable entrega han conseguido recuperar calles, plazas o casas que antaño rebosaban vida. Además, tuvieron una gran idea.

Desde hace más de 20 años organizan el pesebre viviente de Els Estels, una atracción sin ánimo de lucro que atrae a centenares de personas.

Quién sabe, quizá eso sea lo que tienen mente los nuevos propietarios de Gallicant. En cualquier caso, seguiré de cerca sus novedades.

Fotos del pueblo de Gallicant

Bibliografía

  • Siurana: Guia itinerària, de Rafael Ferré Masip
  • Contra l'oblit, els pobles abandonats a la demarcació de Tarragona, de la Diputació de Tarragona
  • Les Muntanyes de Prades, El Montsant i Serra la Llena: guia itineraria de Josep Iglésies y Joaquim Santasusagna
Santi García
Soy Santi, un explorador de las montañas de Tarragona licenciado en comunicación. Esto me viene de familia, ya sabes lo que dicen... ¡La cabra tira al monte!
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